miércoles, 11 de mayo de 2011

Segundo escrito.

¿Cómo estimular la creatividad en el estudiante y proporcionarle conductos regulares de diseño, para que no cambie el lápiz y el papel por la tecnología en su totalidad?

Durante el proceso de desarrollo de la pregunta sugerido en clase por la profesora Olga, he encontrado muchos detalles interesantes sobre la manera de expresar una idea y los conductos que se pueden tomar para analizarla. Aparte de los ejercicios realizados en clase, y de las sugerencias dadas en su desarrollo y fuera  de ella, surge la necesidad de replantear la pregunta, cada vez encontrando más fuerza en las palabras y conceptos que la integran. Es curioso realizar una “afirmación negativa” en la misma, puesto que el hecho de querer lograr una meta exige conductas y expresiones positivas, hecho por el cual el fragmento “que no cambie el lápiz por el papel”, puede ser replanteado.

Aparte, la creatividad no está circunscrita al lápiz y el papel, podemos entender entonces el lápiz y el papel como medios a través de los cuales la creatividad hace su aparición, mas no como medios esenciales sin los cuales se ausenta la misma. El lápiz y el papel son un objeto del común, que puede ser utilizado por cualquier persona, no son los elementos que confieren directamente un grado creativo a determinada obra.

La creatividad es un concepto que varía en función de cada individuo, puede ser vista como “la cualidad que tiene cada persona de resolver determinado problema, y el potencial para entregar ideas o productos novedosos que terminan por ser aceptados en determinada cultura[1]”. La creatividad supone entonces ser un comportamiento original, enfocado a resolver alguna situación con un grado de novedad, ésta misma cualidad ha sido estudiada por muchos autores y hay de ella muchas definiciones, pero en mi campo deseo tomarla desde el enfoque a través del cual se pueda comprender como la forma peculiar, interna y subjetiva que cada individuo tiene de analizar algunas situaciones, obteniendo un resultado objetivo y novedoso.

Como se trata de un comportamiento, no es posible relacionarla directamente con un medio (que da el lápiz y el papel o cualquier otra tecnología). Éste tema de la creatividad será relacionado en el tercer escrito.

La pregunta reformulada teniendo en cuenta estos aspectos, sería la siguiente:

¿Cómo estimular la creatividad del estudiante en relación con el lápiz y el papel?

Entrando ya en materia, y dejando de lado la introducción de éste escrito en la cual se pretendía explicar algunos de los motivos por los cuales se reformula la pregunta, busco relacionar algunos de los temas más importantes de la evaluación con el desarrollo de la misma.

En mi inquietud pedagógica, hay varios aspectos a tener en cuenta en el momento de evaluar. La evaluación es un reconocimiento de las habilidades, es un proceso mediante el cual se exploran las características formales de la obra y su proceso, previas reglas y acuerdos concertados con el estudiante.

Hablando desde la posición del ministerio de educación,  podemos acentuar que la evaluación depende de los procesos que se estructuran  a la concepción de determinada persona. El maestro toma la figura de orientador o negociador, buscando desarrollar competencias sin amenazas a la hora de la calificación. En importante retomar varios de éstos aspectos, pues en mi situación problema, lo importante es el desarrollo del proceso, las cualidades y las competencias, más que valorar el producto del efectismo y de las entregas finales carentes de partes importantes del proceso, como el dibujo previo.

Como pedagogo, orientar y negociar se convierten en 2 procesos que no se pueden evitar con el estudiante a la hora del desarrollo de un trabajo completo de diseño, pues es el punto en el que se discuten esos acuerdos previos, “buscando escuchar diversas posturas y valorar sobre todo, la diversidad de comprensiones”[2]. Cuando se ve la tecnología como fin y no como medio, dicho proceso se entorpece, y los puntos en los cuales podemos orientar o proponer vías alternas disminuyen.

Cuando realizamos un proceso adecuado, y tenemos todas las “estaciones” de diseño en las cuales podemos proponer y concertar acuerdos, nos sensibilizamos hacia las diferencias individuales y las diferentes formas de habilidad presentes en la estructura de cada individuo. Podemos sugerir, para seguir con la línea de Gardner, diferentes métodos para cada tipo de estudiante. El desarrollo de la habilidad manual es importante en el campo del diseño, al igual que el desarrollo de la capacidad de conceptualizar y reducir grandes problemas en soluciones gráficas sobrias y llamativas. Podríamos pensar entonces en sugerir diferentes técnicas de bocetación lejanas al ordenador, para ofrecer cierto grado de libertad a la hora de arrojar ideas primarias y hacer que el estudiante se sienta motivado en el proceso, desarrollando su producto bajo las técnicas que domina principalmente.

El uso de materiales innovadores, como lo sugiere Howard Gardner, también puede entrar en el campo de la representación de las primeras ideas. No es una camisa de fuerza que el proceso de bocetación se deba desarrollar por medio de un lápiz y un block de papel, podemos entender que es una manera organizada de llevar un registro histórico a través del cual se pueden aprovechar ideas en diferentes proyectos. El boceto debe ser libre, así como su técnica, incluso, es importante precisar que muchos de los trabajos pensados para ser finalizados en ordenador, adquieren mucho más valor cuando son finalizados a través de técnicas en las cuales se plasma directamente el sentimiento sobre el papel.

EL HECHO DE BOCETAR

El hecho de desarrollar mi inquietud pedagógica, presupone que el estudiante no se está enfrentando con elementos manuales para realizar sus dibujos preparatorios. Es evidente para los maestros o profesores en áreas de creación de imágenes y objetos, que la tecnología se ha convertido progresivamente en un atajo más que en un puente a través del cual se puedan materializar ideas preconcebidas, desestimando el proceso del diseño cabeza + corazón + mano.

El boceto o dibujo preparatorio es un proceso a través del cual concretamos y preparamos ideas que se verán materializadas en diferentes medios sean pintura, escultura, arquitectura u otras formas de aplicación. Lo que se intenta alcanzar con éste tipo de procesos, es la capacidad de visualizar determinado concepto y traducirlo de manera clara a determinado grupo objetivo, evitando caer en el espejismo de vender efectos. El efecto es un plus de lo que conceptualizamos con anterioridad, y debe ayudar a reforzar la idea central de lo que preconcebimos en nuestro dibujo preparatorio.

El avance de las tecnologías, el auge de los medios de comunicación y el afán de la producción, han conducido a que la mayor parte de las acciones que se realizaban por el hombre como parte del proceso “cabeza + corazón + mano” se desvaloricen, resguardándose finalmente en la tecnología como su sustento principal. De aquí surge la inquietud sobre la finalidad del diseño, si se busca obtener elementos que se resuelven problemas aprovechando las capacidades humana s, o simplemente relacionando “medio – fin” sin examinar la racionalidad del producto.

Es común que el estudiante cuestione la cantidad de dibujos preparatorios que debe realizar antes de llegar a resolver determinado problema de diseño, cuando en ocasiones esos dibujos no dan la solución gráfica directa al problema que se haya planteado. Lo que no se cuestiona, y es nuestra labor como pedagogos hacer evidente, es la síntesis a la que se logra llegar a través de éste proceso, evitando errores, asegurando un trabajo profesional, poniendo más atención a la solución final mediante sistemas específicos y parámetros determinados.


[1] Howard Gardner.
[2] MEN – Orientaciones Curriculares.

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