El diseño como tal es un proceso, no un resultado. Puede ser visto como una actividad basada en oportunidades, como también, en el ejercicio de resolver problemas; en palabras de Buchanan, es el poder humano de concebir la planificación y elaboración de productos que sirven a los seres humanos en el cumplimiento de sus fines individuales y colectivos.
El diseño es una operación que incluye valores estéticos y tecnológicos, y se retroalimenta de los mismos en su propio proceso. Depende de las condiciones socioculturales para fijar su objetivo, y se genera a través de necesidades y de motivos técnicos, científicos, políticos, sociales y netamente humanos.
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